El destino de un hombre es su aldea,
su propio fuego, y lo que guisa su mujer;
sentarse delante de su puerta al atardecer
y ver a su nieto y al nieto del vecino
jugando en el polvo juntos.
T. S. Eliot
16/6/08
Paradeta Fira de Son Servera 2008 Desidia-39 escalons
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