Bitácora Desidia
El destino de un hombre es su aldea, su propio fuego, y lo que guisa su mujer; sentarse delante de su puerta al atardecer y ver a su nieto y al nieto del vecino jugando en el polvo juntos. T. S. Eliot
3/10/10
15/6/10
9/1/10
16/8/09